19 dic 2006

No me pidas ser

A todos los que prefieran los finales inmediatos y misericordiosos
antes que las amistades duraderas y malintencionadas.

Hoy buscas en mí un amigo

que haga un poco
porque alcances lo que anhelas,
un amigo sería yo
si te apoyara
contra todo lo demás
a un amigo tu dicha le haría feliz
aunque esta te llevara lejos
y te fueras más allá
de donde yo te habría
podido acompañar.

No me pidas ser tu amigo
porque hay cosas en mí
que este día no entiendo
por ejemplo: que no puedo ser ese
alguien que piensa en la comprensión
y ésta solo me daría tranquilidad
si a la vez tu me comprendieras,
esta tarde que me hace abrazarte fuerte
cuando me dices adiós.

Un amigo te diría
que todo marcha
mientras se muerde los labios,
y por ti, no extrañaría cada fin de año
los días que no volverás.

Un amigo dejaría
de hablar de cosas
que sabe que te harán falta
para hablarte de lo que hay más adelante
aunque yo me quede atrás.

Sé que siempre fui el contigo
que tuviste cada instante de tu vida,
alguien que lo daba todo
sin pedirte ni siquiera la verdad.

Siempre tuviste a este cómplice
que vino sin que le necesitaras
porque concebía el mundo
desde tus ojos
si ellos me querían mirar.

No me pidas ser tu amigo
cuando me dejas saber
que ya te marchas
no soy tan civilizado
para comprender
sabiendo que te vas,
para ti seré aquel
que hoy lo pierde todo
porque no supo escucharte
que para mí sólo
seré un extraño en paz
que nunca te dejó de amar.

2 comentarios:

MARU dijo...

Demasiado fuerte, sería quizás, la correcta expresión,
O tal vez la más vulgar, acá desde este lugar de lector
O de escritor o simplemente de soñador
al cual se le han fugado las palabras, por que quedó mezclado
entre ellas; sintió como ellas; lloró como aquellas que, desde otro lugar
abrieron las puertas de un alma y pidieron compresión…

Lo mágico de las palabras es que uno puede adueñarselas
cuando las lee, sin saber el motor que llevó a que queden plasmadas
Uno siente el mismo dolor.

Anónimo dijo...

Muy linda cancion, desde que la trajiste a la oficina no paramos de escuchar Bunbury.
Paz