
las estrellas casi no se ven.
cada tanto voy el mar
no tanto como quisiera
y el espumon que va y viene.
Siempre siento el viento en mi cara
arriba de los acantilados
y cuando no està, lo anhelo.
cada tanto me escapo al campo
piso el pasto y miro el ocaso
nostalgio el abrazo del calor
y no extraño el frio de la mirada del invierno
las gotitas en la ventana de la escarcha
traen añoralgias
Pero mas extraño ese abrazo firme y certero
y esa espumosa sonrisa de la mañana
Cada canciòn de la hora de los mates
deja la panza crujiente de puta melancolia.
despierta al ermitaño que hoy y desde hace tiempo
habita en mi.
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